Es común leer que el juego es el trabajo de los niños o la tarea más seria para ellos, pero más
que dejarlos jugar todo lo que quieran, la verdadera riqueza para el niño o la niña está en
jugar con sus padres.
Como adultos, podremos tener nuestra propia opinión sobre jugar y muchos podrían pensar que
hacerlo es una pérdida de tiempo o algo sin importancia.
Jugar es mucho más importante de lo que todos creemos y el tiempo invertido jugando con
nuestros hijos, traerá cuantiosos dividendos emocionales y cognoscitivos en el largo plazo.
Cuando jugamos con nuestros hijos se fortalece nuestra relación con ellos y el vínculo familiar
porque nos ofrece una oportunidad para comunicarnos abiertamente sin presiones. Al relajarnos jugando, somos capaces de escuchar más empáticamente y prestar atención a los pequeños detalles del comportamiento de nuestros hijos. De esta manera los conoceremos más y entenderemos mejor sus actitudes y respuestas.
El mensaje que transmitimos a nuestros hijos cuando jugamos con ellos es “me importas y me importa lo que a ti te gusta”.
El juego con nuestros hijos es algo que inicia desde que logramos motivar en ellos su primera sonrisa, su primer “agú” o su primer movimiento consciente de las manitas.
Al jugar, vale la pena tener esto en cuenta:
Entregarnos de lleno a la actividad; dedicarles nuestra atención exclusiva y disfrutar de la emoción del juego: jugar “de veras”.
Expresar afecto a través del juego: palmaditas en los hombros o la espalda, chocar las manos, abrazarse, etc.
Permitir que ellos dirijan el juego..
Bajar hasta su nivel para “pensar como niños” y entender el mundo desde su perspectiva.
Prestar atención a lo que dicen.
Leer también es jugar. Leerles cuentos haciendo la mímica y variando las voces de los personajes
es una excelente experiencia para desarrollar el lenguaje y conectarse con el mundo de los libros.
Las ocasiones para jugar son ilimitadas: podemos jugar al bañarse o vestirse, al cantar en el automóvil, al salir a dar una caminata, al hacerse cosquillas, etc.
Tener un hijo es una gran responsabilidad; entender que jugar con ellos es parte de esta responsabilidad, es un paso importante hacia una familia feliz
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